El grupo de Los Sonámbulos inició su carrera discográfica en 1960 en la casa 'Musart' con el sencillo que contiene su versión a 'Carrera con el diablo' (original de Gene Vincent). El disco tuvo éxito rápidamente convirtiéndose en un clásico del rock mexicano a la altura de La Plaga de los Teen Tops o Pólvora de Los Locos del Ritmo. Después de formar parte de los favoritos de la década consiguiendo acumular los discos suficientes para integrar el primer y único álbum de su carrera. Los discos de éste periodo resultaron tan fascinantes y vigorosos que merecieron editarse en España en formatos de dos EP's y en Italia como sencillos. En 1961 y por equívocas razones económicas, el grupo cambia de sello discográfico pasando a Discos Gamma, casa que al no contar con experiencia con artistas juveniles no supo enfocar al grupo por lo que después de Grabar tres sencillos y decepcionados por la falta de promoción, el grupo se disolvió. (Fuente: José Luis Alvarez, Historia del rock mexicano, 1991)
Fueron un grupo pionero iniciado en 1960 pero que por desgracia no tuvieron una compañía disquera que los promocionaran adecuadamente. Destacaron su vocalista Baltasar Mena y Federico Arana, quien salió para formar parte del grupo Los Sinners y después, junto con miembros de este grupo y otros, formó Naftalina en los años setenta y vigentes hasta nuestros días. Hicieron unos EP's y material suficiente para hacer un LP que es una joya de colección entre coleccionistas. Su mayor éxito fue Carrera con el Diablo, que compitió con otras grandes canciones en México como La Plaga, el rock de la carcel o popotitos de los Teen Tops o Polvora y Chica Alborotada de los Locos del Ritmo.
Su segundo éxito mayor fue La fiesta está de Ambiente (cover a Whole Lotta Skakin' going on de Jerry Lee Lewis) y una versión más rockera y menos ska, de Adios a Jamaica. Al desintegrarse los Sonámbulos, Baltazar probó suerte con diversos grupos y acabó con Los Mabbers, y luego se retiraría del medio. (Fuente: Gonzalo Gutierrez, 'Canciones de nuestra época, Tomo I)
Los Sonámbulos nos pasábamos los sábados por la tarde en 'El Kiko's' o en cualquier otra nevería echando 'veintes' a la rocola para escuchar 'Tequila' (versión de Los Champs) y de cuando en cuando, tocábamos en alguna fiesta. El padre de un amigo dedicado a la venta de aparatos eléctricos para una compañía hermana de 'Dimsa' nos había propuesto para grabar discos.
Los Sonámbulos contábamos en 1958-1959 con un segundo cantante, Mario Hernández, por mal nombre el 'Amargado'. Teníamos un programa radiofónico que nos habían legado los Teen Tops y el tal Mario 'sacaba' rolas de Gene Vincent como buenamente podía, como le sonaban, sin entender ni jota. Además, como Baltasar ambicionaba ser la única estrella del grupo, no solo abandonaba a su homólogo a la buena de Dios, y no le tendía ni un lazo para salir de las tinieblas lingüísticas sino que se burlaba virulentamente e sus dislates. Entonces no era raro que el locutor del programa, creo que Ken Smith- se quedara mirando a nuestro cantante con una mezcla de incredulidad y malicia para luego preguntarnos en tono sospechosamente inocentón, en qué idioma cantaba.
Al principio hubo problemas de aceptación del 'corrompido sonido' del rocanrol, tanto que en 1959 Los Sonámbulos hicieron un arreglo para tocar en una fiesta de los 4 gatos (o sea, de Los 4 Madrileños) y poco faltó para que nos lincharan. De repente saltó a la palestra una especie de energúmeno, empezó a gritar que aquello era la hostia y que después de lo que estaban haciendo los gringos en España, era el colmo presentarse a tocar esa música. En ese instante, casi empezaron a congestionarse y a remangarse la camisa. Entonces acudieron a nuestro auxilio algunos jóvenes diestros, por lo visto, en el fatigoso lance de apaciguar los ánimos desatados. No hubo sangre ni huesos rotos, pero nos hicieron sudar frío porque mas que la integridad física, nos importaba poner a salvo aquella guitarra 'melody maker' conseguirda a costa de tantísimo esfuerzo". Por último, fuimos tambien la punta de lanza en el carroñero y genuino lance del "revoc", o sea, lo contrario del cover.
Cuando Guillermo Acosta (director artístico de la Musart) nos conminó a grabar 'La Plata' y 'El rock del angelito', nos sentimos muy humillados. Como cualquier grupo que se respetara, pensabamos que los Teen Tops y los Rebeldes del Rock (a quienes correspondían las versiones originales) eran muy inferiores a nosotros y teníamos la convicción de que al refritear sus números, estábamos incurriendo en una suerte de sometimientos o subordinación. Y es que por aquellos tiempos regía el acuerdo tácido de que cada burro a su zacate, o sea, que cada grupo tenía sus números exclusivos y número que grababa el vecino, lo había besado el diablo".


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